Día del reciclaje: recicla, pero que no te engañen
Este martes es el Día Mundial del Reciclaje y verás a muchas empresas diciéndote lo mucho que reciclan y que tú debes contribuir a ese reciclaje, pero NO verás o verás a muy pocas a empresas decirte qué hacen ellas para cambiar su modelo de negocio para no generar más residuos.
Siento ser portadora de malas noticias, pero el reciclaje no acabará con la contaminación por plásticos, por moda, por tecnología, etc… No acabará con esa contaminación que asola océanos y hasta desiertos, como el de Atacama. Las empresas y los gobiernos nos han hecho creer que la única solución y la más sostenible es comprar algo y depositarlo en un contenedor de reciclaje porque alguien lo gestionará. Los datos nos dicen lo contrario: solo se recicla el 9% de los envases de plástico a nivel mundial; en España, el 25%. Las cifras de reciclaje en textil son muy bajas, no superan el 12% y, además, nos dedicamos a exportarlo a países de África para que contamine allí. El reciclaje ha tocado techo, porque hemos producido demasiado y ahora necesitamos buscar otras opciones, porque este sistema no funciona.
Las empresas y los gobiernos nos han hecho creer que la única solución y la más sostenible es comprar algo y depositarlo en un contenedor de reciclajeY ¿por qué el reciclaje no es la única solución?. En este post ponemos dos ejemplos.
En el caso de la moda, se produce demasiada ropa, se compra y se tira sin pensar. Cuando reciclamos ropa, creemos que se gestionará, pero muchas veces acaba en montañas de toneladas de basura, que exportamos a terceros países. Muchas de las exportaciones de ropa usada se utilizan también para deshacerse de los restos textiles que no somos capaces de gestionar en Europa. Pensamos que somos afortunadas porque no vemos las toneladas de residuos que la industria nos asegura que se reciclan, pero no es así. Solo en Alemania se recogen cada año más de un millón de toneladas de ropa vieja. Menos de un tercio se revende como artículos de segunda mano. En España, se estima que cada año en torno a 990.000 toneladas de productos textiles van a parar a los vertederos. Sin embargo, las tasas de reciclaje textil siguen siendo bajas: solo entre el 10-12 % de los residuos textiles post-consumo se recoge por separado para su reutilización y/o reciclado, y menos del 1% de la producción total se recicla en ciclo cerrado, es decir, con el mismo uso o similar.
Menos del 1% del textil se recicla en ciclo cerrado, para el mismo uso o similar
¿Y los plásticos? Cada año, los mares y océanos reciben hasta 12 millones de toneladas de basura. La situación mundial es dramática, más aún teniendo en cuenta que la producción de plásticos se acercó en 2020 a los 350 millones de toneladas (un 900% más que en 1980). Los podemos encontrar en la playa, en las rocas, flotando en el agua e incluso en las zonas más profundas. Su uso está asociado a los modos de consumo de usar y tirar, ya que la mayoría de estos plásticos (39,7%) se emplean para envases de un solo uso. Un modelo insostenible del que España, como cuarto mayor productor de la UE, es partícipe. Sin embargo, de todos los envases de plástico que compramos, Ecoembes apenas recupera y recicla en su contenedor amarillo el 25%, pasando el resto a contaminar el medioambiente.
De todos los envases de plástico que compramos, Ecoembes apenas recupera y recicla en su contenedor amarillo el 25%, pasando el resto a contaminar el medioambiente.Cada vez son más las empresas que se suman a la moda de añadir en sus envases que son reciclables, cuando antes también lo eran o poner en sus tiendas contenedores de reciclaje, pero ofreciendo un bono para que sigas comprando sus productos. Puro greenwashing.
Dentro de todo esto hay una buena noticia: la Economía Circular es el futuro. Pero la verdadera economía circular, la que se basa en modelos alternativos que no cierran con el reciclaje, sino que nunca llegan a él. Cada persona consumidora puede, y debe, formar parte de esta economía que trata de respetar los límites del planeta, que van mucho más allá de reciclar. Algunos ejemplos:
El lado bueno
Moda: hay marcas de moda slow fashion que recogen vaqueros viejos y los convierten en nuevas prendas o complementos. Hay profesionales que te ayudan a darle una segunda vida útil a las prendas que ya tienes en tu armario, enseñándote a combinarlas de manera distinta. Modelos de negocio dónde las prendas circulan entre usuarias y usuarios para “estrenar” ropa diferente cada mes, pero que ha sido usada por varias personas. O bueno, quizá llevar esos zapatos al zapatero para que queden como nuevos.
Plásticos: Botellas reutilizables o rellenables, envases de cristal, champú sólido, pasta de dientes en pastillas… la vida sin plásticos está aquí, y hay muchas alternativas. Cuando veo algunas de ellas en los grandes supermercados siento esperanza, porque están ahí por la demanda de las personas que consumen responsablemente más que por la mayor conciencia o mejor labor de los grandes centros de consumo.
También hay más buenas noticias, , la nueva ley de residuos, recién aprobada plantea eliminar los microplásticos y microesferas de cosméticos y otros productos de consumo, fomenta que el agua servida en restauración proceda del grifo y no de envases plásticos, erradica utensilios plásticos como pajitas, removedores, cuberterías de usar y tirar, abre por fin la puerta a poder disfrutar de un sistema de devolución y retorno de envases (lo que se conoce como devolver el casco a las tiendas)… También permite que los excedentes de tecnología y textil que no se venden, no sean destruidos y puedan darles salida por otros canales de reutilización o donación. Aunque está lejos de alcanzar el objetivo de Economía Circular que necesitamos, es un paso más en el buen camino.
Entonces, ¿celebramos este martes el Día del Reciclaje o no? Sí, celebremos que las cosas se pueden hacer de otra forma, que tenemos en nuestra mano ser parte del cambio necesario. Antes de la R de Reciclar, hay muchas y varias opciones, practica la R de Reducir tu consumo de forma consciente, y también la R de Reutilizar, la de Reparar antes de adquirir nuevos productos. Y sólo si ya has hecho todo lo anterior y no puedes alargar la vida útil de ese elemento, solo si has llegado a ese punto, entonces sí, recíclalo.
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